jueves, 31 de julio de 2014

Marrakech


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Callejuelas, té de menta y sol, la esencia de Marrakech

Nos trasladamos a otro continente, pero no necesitamos muchas horas de trayecto. Solo tenemos que cruzar el atlántico para llegar a Marruecos, el país de los contrastes, del regateo, del color y donde el sol no tiene piedad

Preparamos las maletas, una con ropa muy ligera y fresca, y otra vacía para rellenar de productos autóctonos. Porque nuestra ciudad de hoy es low cost, no solo para comer y dormir, sino para rellenar el armario o quedar bien con los amigos y familias con regalitos. Cogemos el avión y nos vamos a Marrakech.
Para llegar hasta allí tenemos dos opciones: coger el coche, acercarnos hasta Algeciras y montarnos en el Ferry rumbo a África. Esto si eres valiente para recorrer las calles de Marruecos en coche. Si prefieres recorrer la ciudad como la mayoría de los turistas, andando, lo más recomendable es abrocharte un cinturón y despegar en avión, un trayecto que para este mes de agosto te puede costar por unos 140 euros (ida y vuelta).
Finalizado el trayecto, ¡bienvenidos a Marruecos! Aunque este país tiene muchos rincones que conocer, en nuestro viaje de hoy nos centraremos en Marrakech, ese lugar del que todos hablan pero que mantiene su misterio hasta que no pones tus pies en su suelo y lo conoces en primera persona.
TerrazaMarrakech
Callejones ajenos a los mapas
Para disfrutar de todo el encanto marroquí lo mejor es alojarse en un Riad. Este alojamiento típico te permitirá dormir rodeado de cultura autóctona y, además, estarás ubicado en el centro de la ciudad para poder moverte con facilidad a cualquier lugar. Aprovecha que has soltado las maletas en tu hospedaje para alimentarte bien, nos esperan, literalmente, muchas pérdidas por el camino.
Son pocas las calles que tienen nombre y muchas veces el mapa no es de mucha ayuda, así que paciencia y disfruta de la aventura. Siempre se encuentran lugares impresionantes donde menos te lo esperas.
Cuando consigas situarte lo mejor es comenzar la ruta en la plaza Yamaa el Fna. ¿Por qué? Porque en Marrakech no todos los caminos llevan a Roma, sino a esta plaza repleta de gente, el lugar donde se desarrolla toda la vida de la ciudad.
A partir de aquí toca conocer la ciudad: conoce el arte y la cultura de Marruecos visitando la Madrasa Ben Youssef; adéntrate en las tumbas Saadíes; muévete por lo más fastuoso de la ciudad en el Palacio El Badi y el Palacio de la Bahía; o descubre la naturaleza botánica en los Jardines Majorelle. Pero sobre todo, no te vayas de Marrakech sin deambular por los zocos, esos lugares donde el regateo es casi ley, el bullicio parte del espectáculo y el mogollón de gente su mejor público.
BabuchasMarrakech
Si después de tanto caminar te apetece un paseo sobre cuatro ruedas, prepárate para convertirte en un 'guiri' de manual montando en una calesa. Nuevamente toca regatear para que te hagan un recorrido alrededor de las murallas, unos 145 dirhams (unos 12 euros), es un precio razonable.

Estómago a prueba de sabores

Por supuesto, en algún momento habrá que parar a comer y tomar algo. Prepárate para los sabores fuertes (si aún no estás acostumbrado). En la plaza Jmaa el Fna encontrarás muchísimos puestos donde puedes deleitar tu paladar. Si te atreves con ello, estate atento para que no te hagan la ‘turistada’, es decir, que te pongan unas olivas y un pan, por ejemplo, sin que tú lo hayas pedido y suba la cuenta final considerablemente.
Si te apetece una pizza visita Pizzería Venecia, en la misma plaza. No son las mejores pizzas del mundo pero sí puedes llenar la barriga mientras disfrutas de unas impresionantes vistas a la Koutoubia. Otro lugar con buenas vistas es Chez Chegrouni (seguimos sin movernos de la plaza, ya te decíamos que aquí ocurre todo), un lugar con una terraza en lo alto donde tomar un buen cuscús o tajín. La comida es abúndate, buena y barata. Dos personas pueden comer por 108 dirhams, unos 10 euros.
TajínMarrakech
Por último, no te vayas de Marrakech sin tomarte un buen té. Hay que rebuscar en la medina para encontrar el café Dar Charifa, pero merece la pena el esfuerzo. Un lugar tranquilo, con buen café y té, exposiciones, y una bonita terraza.

Fuente: Gozo

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